Es la piel más común, sobre todo en la adolescencia, ya que con los cambios hormonales las pieles tienden a engrasarse.
Para cuidar estas pieles es fundamental que los hábitos de higiene sean muy estrictos, ya que las pieles grasas son las que más se ensucian: los poros están abiertos, la suciedad se acumula y con la suciedad llegan las bacterias, los puntos negros y los granitos.
Para evitar todo esto, no olvides realizar cada día los siguientes pasos:
Desmaquíllate. Usa leche limpiadora y algodón para quitar todos los productos que tengas en la cara.
Lávate la cara con un jabón especial para esta zona. También existen jabones especiales para pieles grasas que limpian en más profundidad. El lavado lo tendrás que hacer por la mañana y por la noche.
Aplícate un tónico especial para pieles grasas. El tónico se aplica con un algodón y sirve para acabar de eliminar los restos de maquillaje, refrescar la piel y eliminar los brillos del sebo.
Crema hidratante. Aunque parezca mentira, las pieles grasas necesitan hidratación. Si después de limpiar y desengrasar no te pones ninguna crema, sufrirás el efecto rebote: la piel nota que no hay grasa y produce mucha más para compensar. Así que para evitar esto, aplícate cada noche una crema especial para pieles grasas.
Si sigues estos pasos, verás como los poros disminuyen su tamaño, los granitos no aparecen con tanta frecuencia y evitas los molestos brillos en la piel.
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